Deslizando mis dedos por tu cuello observo como un mundo tan sencillo como el nuestro puede aportar todo lo que yo necesito. Algo sobresale de tu mirada, que se entona con tu sonrisa, y a la misma vez, me hace llegar hasta el cielo. Volábamos, volamos, volaremos. Tan alto como el Everest, como los globos aerostáticos. Llegaremos tan alto como llego el hombre a la Luna en 1969. Como tú y yo aquel día supimos construir un mundo como el nuestro, que llegaría a ser el único mundo entre tantos. Gracias por la sonrisa.
Que se que ríes, lloras, eres feliz y a veces te pones triste. Te veo y beso mientras duermes. Se que añoras, imaginas y vas detrás del amor como si se te escapase corriendo. Sé que detrás de esto hay dos razones y un par de pasos a dar, pero poco a poco lo vamos consiguiendo. Cada día más cerca de nuestra vida sin fin. Pero ahora solo estamos tú y yo, y yo corriendo hacia ti. Se la pasión, la ternura y la belleza que esconden esos labios. Y toda esa felicidad que muestra el brillo de tus ojos.
Sé tanto de ti, que podría entregar mi vida al decir que estoy enamorada de ti. Para siempre.
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