Hace mucho, quizás demasiado que no me paro a escribirte unas líneas. Porque el intento de volver a escribirte quedaba en vano cuando entre sollozos no podía articular ni una palabra, y mucho menos escribir. Al final todo se quedaba entre mi almohada y yo. Sé que no quieres leer, pero yo un día prometí no dejar de escribirte. Nunca. Y aquí estamos. La diferencia es que esta vez no vengo a decirte lo bonito que se hace el mundo cuando miro esos ojos verdes, o lo absurdo y ridículo, pero invencible, que hay entre dos besos con sonrisa de unos locos enamorados. Porque eso, aunque la distancia hoy sea más grande que nunca, lo sabes de sobra. Hoy, once meses después, necesito decirte que me estoy muriendo de ganas por volver a besarte otra vez. Sí, exactamente las mismas o incluso más ganas de las que mostraban tantos mensajes de niña tonta enamorada aquellos días de octubre. Y no sólo de un beso tuyo, o de un abrazo. Me muero de ganas de decirte que te quiero, o que te quedes, ya no siempre, ahora solo pido un ratito más para volver a enamorarte. En definitiva, necesito sentirte de nuevo. No ya por mí, que mi vida es menos vida cuando tú no estás. Lo pide mi cama, harta de no verme dormir por miedo a que si cierro los ojos puedas desaparecer. Lo piden esos 34 minutos de autobús cada mañana, que no les gusta verme con la mirada perdida en la Nacional 2, porque en cuanto giro la cabeza y miro las cuatro torres, el mundo se me vuelve a caer. Ya sabes que el tenerlas más cerca significa tenerte a ti. Pero estos días no es así. Las veo a ellas, y a ti, pues bien, a ti te faltan mis buenos días, mis buenas noches, o simplemente mis intentos por sacarte más de un puto monosílabo. O a lo mejor no te hacen falta, pero para mí muchas cosas pierden sentido si no te deseo que tengas un buen día. Y es que nunca había sentido la necesidad de escribir estas sucias palabras. Tal vez, porque está a punto de acabar el día, y aunque no sea un 'felices once idiota', por lo menos saber que los comparto contigo. Porque más o menos felices, fríos o intensos. Son once, al fin y al cabo.
Quédate un ratito más, que el frío está en camino, y el invierno es muy pesado si se pasa solo.
PD: Felices once meses, o mejor dicho, distantes. Sigo esperándote donde me dijiste que volverías, dispuesta a volver a enamorarte otro otoño más.
TE QUIERO JAVI, TE QUIERO MUCHÍSIMO
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