Día campamental.

Y sí, tras cinco largos meses, les he vuelto a ver, a abrazar, a besar... Y a recordar esos tan buenos recuerdos. Me gusta tenerlos, me gusta quererlos; me gusta que siempre estén allí, que no te fallen, que aunque te pases tanto tiempo sin verles te sientas con ellos como con nadie, porque, al fin y al cabo, algo especial te une a esas personas que viven a un, diez, o cientos de kilómetros de ti, algo inexpicable, algo que te hace reir, llorar y vivir cosas increíbles como nunca.


Ayer, veintisiete de diciembre de 2010, día en el que un pelirrojo con un mote que no tiene nada que ver con su nombre cumplía quince años, afirmé, por enésima vez, que ellos forman parte de las mejores personas que conozco.



Paula, Willy, gracias por cada segundo que gastais a mi lado, os quiero mucho, mucho, mucho.